El MUSAC, Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León exhibe El bramido de la Tierra, un proyecto específico del artista Luis Moro, Premio Castilla y León de las Artes 2022 comisariado por Fernando Castro Flórez, que propone una reflexión plástica, crítica y poética sobre el vínculo entre humanidad y naturaleza en un contexto marcado por la crisis climática y la pérdida de biodiversidad.

La muestra inaugurada el 14 de junio, que estará abierta al público hasta el 19 de octubre incluye un amplio conjunto de obras inéditas —entre ellas pinturas de gran formato, dibujos y materiales de proceso— que abordan la urgencia ecológica de nuestro tiempo a través de un universo visual propio, profundamente conectado con los ciclos vitales y el proceso de metamorfosis incesante de la vida. Para el comisario, “la obra de Luis Moro, en la que lo verosímil y lo azaroso funcionan creando una hermosa naturaleza, tiene algo de catarsis en relación con la catástrofe en curso. Este creador lleva años desarrollando una estética crítica con respecto a la necrobiopolítica que nos determina”.

La obra de Moro es un bestiario contemporáneo en el que conviven ovejas, elefantes, pavos reales y cigüeñas con escenas urbanas marcadas por la ausencia humana y la videovigilancia. Según el propio artista: “En esta serie, a diferencia de otras anteriores, la ausencia de artrópodos es significativa. Solo aparecen en tres obras y en algunos bocetos, lo que refuerza el protagonismo de los espacios urbanos y el vacío humano, representado a través de cámaras de videovigilancia o pequeños seres que intentan camuflarse en el gris del asfalto”.

En este sentido la obra conecta con una sensibilidad contemporánea atravesada por el recuerdo del confinamiento, cuando la pausa forzada permitió vislumbrar otra forma de habitar el planeta. En muchas de sus piezas, las alas y los aleteos se convierten en alegorías del deseo de transformación, del anhelo de otra vida posible. “Nuestra vida gira en torno a un péndulo —escribe—, nuestra muerte resulta no muy distinta ante ese frágil bombeo”.

Luis Moro es un artista que dibuja para comprender la vida. Tal y como apunta el crítico Miguel Cereceda, su acercamiento al mundo animal se asemeja al del entomólogo: observa con minuciosidad, clasifica, registra, y desde ahí, da paso a la imaginación y a lo simbólico. Su obra transita con fluidez entre lo figurativo y lo abstracto, con una estética al servicio de una meditación crítica sobre los límites que la humanidad ha traspasado: cambio climático, pérdida de biodiversidad, colapso ecosistémico.
En este sentido, la exposición no es solo una llamada de atención, sino también una invitación a la contemplación activa. A través del detalle de un ala, del gesto silencioso de un animal o del contraste entre lo vivo y lo industrial, Moro construye imágenes que nos devuelven la posibilidad de mirar con atención, de recuperar la sensibilidad frente a lo que está desapareciendo. “Los animales —afirma— son un pretexto para hablar de otras cosas. Aunque el universo cuenta una de ellas en cada pequeño ser”.